Hace unos días podíamos leer una entrevista con el futbolista y ex jugador del FC Barcelona, Alex Song, en la que hablaba, entre otras cosas, de  su fichaje por el conjunto culé hace ya algunos años. En dicha entrevista, el jugador camerunés, no ocultaba la advertencia del club catalán durante las negociaciones para cerrar su contratación, donde se le dijo que su presencia en las alineaciones y minutos de juego, en principio, no serían muy numerosas, algo que, según sus propias palabras, no era lo más importante, ya que con la ficha y posibles primas futuras, sería multimillonario, lo que para él era más importante que jugar al fútbol y seguir creciendo como deportista. Evidentemente, me parece legítimo este pensamiento del futbolista, sin duda todos en nuestra profesión, tenemos muy presente el dinero que ganamos y el que nos gustaría ganar, pero, en mi opinión, Song se equivoca.

¿Por qué se equivoca? Muy sencillo. Cuando miramos el sueldo de un futbolista de primera división en países como España, Francia, Inglaterra, Italia o Alemania, por ejemplo, estamos ante salarios ya millonarios en la gran mayoría de los casos, salarios a los que buena parte de los habitantes de estos y otros países, ni tan siquiera sueñan poder percibir algún día. Song ya era un privilegiado económicamente hablando, y de haber seguido en su club, o haber decidido fichar por otro en el que pudiera tener más minutos y protagonismo, seguiría siéndolo. Insisto, me parece totalmente legítimo decidir su futuro basándose en criterios económicos, dejando a un lado los deportivos, pero no puedo compartirlos. Me parece que por dignidad y ética deportiva, debería haberse dejado todo en cada entrenamiento, en cada partido, para ganarse un puesto en el equipo, ganarse el respeto de sus compañeros, honrar la camiseta y el escudo de su equipo, y el respeto y admiración de los aficionados. Eso es lo más importante para un futbolista que ama y siente su profesión, no ganar dinero sin merecerlo en muchos casos.

Querido Alex Song, el mundo está lleno de multimillonarios a los que solo conocen y respetan en los restaurantes y hoteles de lujo que frecuentan, o en el club de golf al que pertenecen, o en los talleres a los que llevan sus lujosos coches. Sin embargo, los grandes deportistas, actores o cantantes, pueden disfrutar de algo que está al alcance de unos pocos elegidos, algo que no se puede comprar con dinero, algo a lo que yo nunca podré aspirar. Los grandes deportistas, actores o cantantes, tienen el enorme privilegio de poder hacer felices a otras personas con el simple hecho de hacerse con ellos una foto, o firmarles una camiseta, o simplemente saludarles cuando pasan por su lado. Tienen el enorme privilegio de poder hacer que unos niños y sus padres se olviden por un rato de la difícil situación por la que están pasando en una fría y triste habitación de hospital, porque ellos han pasado a visitarlos. Tienen el enorme privilegio de poder mover montañas y voluntades con solamente hacer un video en redes sociales apoyando una noble causa. Tienen la enorme capacidad de recaudar fondos para cualquier buena obra, con el simple gesto de regalar unas zapatillas, o camiseta firmada, que subastadas alcanzan cifras increíbles. Esto, amigo mío, es lo verdaderamente importante, no ganar un poco más de dinero. Yo nunca podré jugar un partido en el Camp Nou vistiendo la camiseta del Barça, jamás hare feliz a un niño por hacerme una foto con él o visitarlo en un hospital, tú, querido Alex, pudiste y puedes hacerlo, y por eso no puedo entender como te conformaste con ganar más dinero, y como no te dejaste el alma por seguir en el Barça, algo que muy pocos privilegiados pueden lograr. Alex Song, no te equivoques, lo más importante en la vida no es ser millonario, hay muchas otras cosas infinitamente más importantes.